The Orchand

A la derecha del jardín de la casa, un camino enmarcado por cipreses nos invita a acceder al otro extremo del terreno, donde un grupo de tilos nos protege de los curiosos. Antes de llegar allí, si nos desviamos a la izquierda, accedemos al que he apodado como el “orchard” (huerto de frutales). Entre los manzanos hay un gran cerezo que da muy buena sombra. Aquí es donde comemos y disfruto de largas tertulias con los míos. Con el tiempo se ha convertido en el centro neurálgico de las “Conversaciones en el jardín”. Es un espacio de intimidad y disfrute, protegido del acceso visual por los cipreses del camino y un seto de malus floribunda que lo separan de la parcela experimental de vivaces.

En primavera, los manzanos en flor protagonizan uno de los momentos más mágicos de la Vega de Ceres. Si hay suerte y consigo que comamos bajo la lluvia de pétalos blancos mecida por el viento, el espectáculo efímero me recuerda a la celebración del Hanami japonés.